miércoles, 24 de enero de 2007

Un músculo como otro cualquiera

El gimnasio. Ir o no ir, ésa es la cuestión. Tantas ganas, tantos euros, tantos propósitos y tantas veces que terminamos -como hoy- en casa, sientiéndonos culpables y un poco pasaditos después de los excesos de la Navidad, rememorando viejos éxitos de Tori Amos y ejercitando la garganta, un músculo como otro cualquiera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si es que es verdad,y lo dice alguien a quien le gusta,y está habituado a hacer deporte,cuesta,esas tardes,en que te echas en el sofá,y piensas que a gusto estoy,voy luego,y así se hace tarde,y otro día perdido,sintiéndose mal,y pensando de mañana ...no pasa!luego la realidad depende de la voluntad de uno mismo,si se es capaz de dar ese salto del sofá,y encaminarse,piensas,pero si no cuesta nada(como afeitarse),pero es que a veces cuesta tanto dar ese pequeño paso...eso sí la sensación del deber cumplido si se va es muy gratificante,claro que siempre que no vayas puedes consolarte ejercitando otros músculos como la garganta,cuyas agujetas por exceso de ejercicio se traducen en una voz ronca,y una aspereza que te invitan a tomar una lizipaina,limón con miel o cualquier otro remedio casero que te alivien,y te devuelvan la voz perdida en un arranque de triunfito,que como seleccionador nacional,todos llevamos uno dentro en un momento dado...