
II. La que ha andado mal esta noche he sido yo. Cuando a las 2.30 hace 29º en Gran Vía y has hecho surf sobre las zapatillas (¡otra vez!) de tu gentil -y genial- amigo Alex, las cosas sólo pueden ir como en palacio: mal y despacio. Titubeante, subida en un par de zancos que, de bonitos que eran, mataban con sólo mirarlos, me he sentido como la Medusa pero al revés: porque eran los demás los que miraban mi ridículo paso y yo quien me quedaba petrificada, con mis tacones casi doblados.
III. Medusas hubo por Madrid hace poco, pero siempre que vienen a la gran ciudad tienen el mismo efecto. Yo, esta vez, me salvé de sus dientes afilados. Lo que me extraña es que a Caravaggio se le olvidara pintárselos.
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