El día de ayer dio tanto de sí que, para contar todo lo que me gustaría, me veo obligada a hacer una mera enumeración. Pero, vaya numeritos los de ayer...
I. Sin saber cómo, me encontré dándole un único beso en la mejilla a uno de los expertos. Como si de mi abuelo o de mi padre se tratara. El de pie. Yo sentada. El baja la cabeza. Yo no le digo nada. Junto los labios y muaca. Yo tampoco lo entendí, Aurelio.
II. La clase de inglés se vuelve el doble de dura tras un par de vasos de vino. Más duro es aún descubrir que el alumno que más me atrae de todo el grupo tiene 17 años...
III. La plaza de Tirso de Molina es el sitio más bonito de Madrid. O, por lo menos, de momento. Es uno de esos lugares que nos recuerda lo viejos que somos pero que invita a todo menos a ponerse años encima. La plaza es vida.
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