- Así que me lo pongo aquí, así, y ya está.
- Eso es, y ahí tienes tu bálsamo.
- ¡Pues espero que funcione!
- Lo hará, si lo dejas actuar.
- Que no te quepa duda. Yo así no puedo seguir.
- Entonces, no se hable más. Empieza hoy mismo. Verás cómo te sienta bien.
- Que Dios... o alguien... te oiga...
- Paula...
- Ya, ¿qué quieres que te diga? A ver... y explícame otra vez, ¿cómo funciona esto?
- Pues eso, muy sencillo. Cuando te agobies, bálsamo. Por ejemplo, le das a la a y, ¡bingo!, tendrás una infinidad de posibilidades y combinaciones.
- Dime una.
- Azafata. O alfalfa. O acaparar. Y no me digas que no.
- No te digo nada. Sigue.
- La j. Apasionante. Con la j puedes jorobar, jerarquizar o tomarte un vino de Jerez. Y así una tras otra.
- Ya.
- ¿Ya qué?
- Que lo entiendo. Que sí. Que vale. Pero, esto, ¿de qué le sirve a una escritora frustrada?
- Dios mío.
- ¿Tuyo?
- Hombre, no va a ser tuyo.
- Uy, no, quita, quita.
- Pues eso. Mío. Mío.
- Decías...
- Que no has entendido nada. Y que, con esa actitud, no sólo tú sino todos nosotros vamos a terminar frustrados.
- ¿Por qué?
- Porque para salir de tu supuesta frustración, te garantizo que no estás haciendo nada.
- ¿Y el bálsamo éste?
- Mío también. Mío. Como todo. Y si no es mío, será de otro. Como todo. Pero, ¿qué hay de tu parte? ¿Qué haces tú por estar mejor? ¿Qué haces...?
- Anda y déjame en paz. Bonita forma de ayudar. Para eso, mejores son dioses...
- Hay que ver lo estúpida que puedes ser cuando quieres.
- Ajá.
- ¿Sabes qué te digo? Que ahí te quedas, con tus chorradas y tu bálsamo y tus fantasmas de mierda. Y que ya vendrás cuando te aburras de tu propia miseria.
- Pues venga, con la fresca.
- No, no, con el 2, que es mucho más rápido.
- Que te den.
- Que te oigan.
- Mierda. Que te den mierda.
- Te quiero. Adiós.
- Ya. Adiós.
2 comentarios:
¿A Papito le darás también de tu bálsamo?
Depende. ¿De qué te quieres curar?
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