No tienes nada.
El dinero no da la felicidad, ni la asegura, y a veces ni siquiera te acerca a ella... Pero sí que te garantiza el acceso a internet.
Tras esta reflexión me siento con más fuerza y más purpurina. ¡Y más brazos para recibir a Andreita!
domingo, 20 de mayo de 2007
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